lunes, 27 de diciembre de 2010

ESTO LES ENCANTARIA A LOS POLITICOS DE TURNO...!!!!


   DESOBEDIENCIA CIVIL II



En el anterior artículo que divulgamos titulado Desobediencia Civil I, recogimos diversas opiniones y se nos solicitó por parte de muchas, que no solo nos quedáramos en la denuncia, puesto que esta es la parte más fácil de cualquier descontento, sino que diéramos ideas. Nosotros somos esoteristas y por tanto nuestra base cultural y nuestros esquemas morales nada tienen que ver con la política y es probable que adentrarnos en esta materia parezcamos  ilusos y visionarios. Pero respondiendo a esta demanda, y de una manera sencillísima, respondemos a cuantos nos lo han solicitado.


 Una de las leyes Herméticas dice que todo en el Cosmos es jerarquía. Siempre hay uno más alto y otro mas bajo, uno más inteligente y otro más ignorante, Una galaxia es más grande o más vieja y la otra más pequeña o más joven. No existe nada que no esté sujeto a la Ley, Pero las nuevas investigaciones en Física Cuántica de la que destacaríamos el concepto de Fractal desmiente categóricamente este concepto para hablarnos de un todo homogéneo que destruye el concepto de superior o de inferior, para pasar al proceso de SER O NO SER CONSCIENTE de tu situación en el Todo.


Desde la perspectiva de concebir al Universo como un fractal, que utilizando de nuevo la ley Hermética, nos dice que EL UNO ESTA EN EL TODO Y EL TODO ESTA EN EL UNO, resulta que no puede existir la  Jerarquía. Al estar en el Todo o Ser el Todo; Se destruye en sí mismo la idea del individuo y por tanto de la Jerarquía de los Seres Superiores e Inferiores.  Basta una insignificante milésima de segundo de vibrar o percibir el Nirvana para darse cuenta que todo es correcto, que todo está y Es en sí mismo sin Jerarquía, que el ego se diluye por la plenitud de una Conciencia donde se confunde definitivamente el tú  y el yo para convertirnos en el nosotros.


Pero desgraciadamente en el trabajo en la casa o en el día a día, no estamos en el Nirvana sino en la vorágine de la supervivencia. Vivimos en una tercera dimensión, donde el más fuerte se come al más débil y el más listo se sitúa mejor ante la vida materialista en la que vivimos. Tenemos espíritu de manada. Seguimos adoptando consciente e inconscientemente el modelo etológico de la naturaleza, donde el macho es el más fuerte y mejor dotado y  nos da  espíritu de superación para luchar e intentar conseguir  ese puesto prominente donde ser el más fuerte, nos proporciona hembras. Y las hembras, pelean a muerte para aparearse con el mejor macho y tener hijos superiores. Pelea, selección de especie, perfeccionamiento genético. Estos modelos están en nuestros genes de una manera patológica y no contemplamos otra forma de vida que no sea esta.


Algunos pueden decir que nosotros no somos animales y por tanto el modelo anterior es primitivo, Desgraciadamente el que se nos mueran 70.000 seres de hambre al día, el que destruyamos nuestro propio hábitat y el que tengamos luchas  fratricidas desde el principio de la historia nos pone a la cola de ese modelo etológico animal.


Quiero dejar estas reflexiones filosóficas, para adentrarme en cuestiones más mundanas y de andar por casa.  Me refiero al modelo político que tenemos en occidente. Según esta adición al espíritu de manada, nos parece normal que haya una casta que domine y otra que sea dominada. Y este concepto obliga a obedecer al que tiene más armas, más argumento, es más guapo o tiene mejores recursos.  Incluso las Leyes Divinas inventadas por los hombres, nos dicen que la obediencia es una virtud.  En el ejército la obediencia al superior no solo es una virtud sino materia penal si desobedeces.  En la  Edad Medía era aún más complicado, puesto que se afirmaba que el conde y marques de turno, era por la gracia de Dios y por tanto aceptar el dominio o el derecho de pernada del marqués era de una u otra manera implícita: Obedecer a Dios.   Luego llegó la Revolución Francesa y las cosas cambiaron un poco. Descubrimos la democracia, pero aun después del tiempo seguimos en nuestros comportamientos respondiendo al modelo etológico animal y es por esto que me voy al gimnasio para mostrar mi poder muscular y yo me compro un modelo de Prada para diferenciarme del que me quiere hacer la competencia y llevarse al macho o a las hembras más dotadas.


Parece natural que una clase dominante nos dirija y nos lleve al estado del bienestar. El modelo político que tenemos es una expresión de espíritu de manada que convive conmigo cada día. Pues todo es jerarquía, incluso cuando comemos, o vamos al baño. Puedo comer langosta o frijoles, pero uno es más caro y el otro más barato y luego puedo ir a un baño que tenga pedales y grifos de oro o a una letrina.


Este concepto jerárquico se hace patético cuando surge el santo y el pecador. No hay droga más dañina que el que termina siendo maestro espiritual de la noche a la mañana y sale a la calle a darte la chapa para salvarte de tu ignorancia. Está el contactado con los dioses y el "tonto del culo" que no se entera de nada y que tiene que pagar un curso de preparación para contactar con los extraterrestres, a la vez que llena los bolsillos del gurú y alimenta la vanidad del enviado de los dioses. En los cultos religiosos, se sigue el mismo modelo, puesto que entre Dios y el "pobre ignorante de la calle" existe una casta "elegida por Dios" para guiar nuestros pasos hacia conceptos como el cielo, el limbo o el paraíso donde se reparten doncellas por docenas a quien se haya plegado a los deseos de la casta sacerdotal. Lo curioso es que el Dios que pretenden servir o trasmitir, no es sino un pobre invento de lo que unos pocos vislumbraron como modelo de perfección. Siempre he dicho que si estos enviados de Dios, consiguen vislumbrar tan solo una décima de segundo de la concepción de la dimensión superior, la vergüenza les haría callar para siempre y dejarían de vendernos necedades religiosas inventadas por un dios que tan solo existe en las alucinaciones de algún profeta fracasado del pasado.


Nos hemos acostumbrado tanto a este modelo jerárquico bendecido por Dios, que votar; según nos dicen, es un privilegio y un deber moral. Para ser un buen ciudadano debo votar una lista cerrada donde el primero, segundo o cuarto es un incapaz, un chorizo o un tonto. Debo votar para perpetuar en el poder a verdaderas sectas políticas basadas en la obediencia ciega y en el sometimiento a los favores que te da una institución que te pone un cargo a tu disposición. 

Lo curioso es que si citamos nuestro amor por la patria o nuestro amor a la democracia, ahora mismo VOTAR no solo no es un deber, sino un delito grave de omisión por dejar que las cosas sigan igual que siempre. Si amo a mi patria no debo votar o facilitar este estado de cosas. Pero no basta con no votar, sino poner en marcha alternativas activas que puedan cambiar este estado de cosas.


Lo he dicho muchas veces y vuelvo a expresar ahora la misma idea que debe abrirse paso poco a poco entre los seres conscientes.

Yo creo que la democracia requiere de un sistema asambleario sencillo de aplicar. Vuelvo a explicarlo en síntesis.

-          Si  por ejemplo son 30.000.000 millones de personas con derecho a voto, basta con seleccionar cada cuatro años a un diez por ciento de ciudadanos para crear asambleas que puedan formar un gobierno  que dirija la nación.

-          Si de mi barrio somos dos los que hemos sido designados por sorteo, basta con tomar un café y preguntarle: ¿Tu qué haces en la vida?....pues yo soy licenciado en tal o cual materia y tengo esta trayectoria, este dinero y estas ideas. Yo soy peinaovejas, y aunque tengo la misma dignidad que tu, entiendo que tú estás más preparado que yo, por tanto debes ser tu quien nos represente en la siguiente asamblea.

-          En la segunda asamblea, ya no nos juntamos los de mi barrio, sino los de los cuatro pueblos de mi zona y tan solo tenemos que hacer una comida o reunión, donde por conocimiento directo de mis vecinos designamos a los más cualificados, que pasan lógicamente a la siguiente y así sucesivamente hasta conseguir el cuadro dirigente del país. En el mismo cuadro se integra la oposición. No puede hacerse hoy para mañana deshacerse, como viene siendo habitual  en nuestros tiempos.

-          Por encima de este gobierno elegido por el pueblo estaría un Consejo de Sabios, que necesariamente tienen que ser mayores, transparentes y cualificados. Este Consejo velaría por la Constitución. No como ahora que es el ejército el que puede cargar contra el pueblo pues es el ejército el que garantiza la Constitución. Este consejo de sabios no tiene poder ejecutivo sino consultivo y en todo caso sería quien retomaría el rumbo en caso de que el gobierno de turno pusiera en peligro la nación.  No sea como ahora que en España tenemos un 22% de parados ( en realidad 28% contando autónomos) Y más de un millón de familias en las que ningún miembro trabaja y el pueblo no puede hacer nada sino esperar al final de la legislatura pues el gobierno actual no dimite ni tiene sentido de estado ni autocrítica.

-          El gobierno elegido democráticamente puede utilizar asesores en diversas materias. Y desde luego a los cuatro o cinco años dejaría el gobierno para comenzar otras elecciones iguales a las anteriores.

-          Los políticos actuales dirían que el pueblo no está preparado para gobernar. Desde luego visto el estado actual de la política nacional e internacional, esta clase dirigente no puede juzgar en ese sentido dado su fracaso. Y entre 30 millones de ciudadanos me niego a pensar que no puede haber una docena o dos de hombres cualificados dentro de las diversas ramas del conocimiento, de la industria, del comercio y de las relaciones internacionales.

-          Este esquema se puede considerar una utopía, pero todo proyecto nace de una idea básica que nace, se perfecciona y se realiza en el tiempo. Tenemos una herramienta que hace cien o mil años no existía. Me refiero a los actuales medios de comunicación y a Internet, Por primera vez en la historia del hombre podemos enviar una información simultánea a millones de seres y verse en tiempo real con un coste mínimo.

-          Se trata de crear un partido de todos los descontentos, los que no votamos y los que tienen otros valores sociales, políticos y morales. Este partido tendría su fin en el momento en que por mayoría absoluta cambiara la Constitución y comenzara el MODELO ASAMBLEARIO que expongo en este artículo.

-          Se puede hacer mejor: Por supuesto, esta idea debe circular, debe ser alimentada y canalizada y dirigida por personas cualificadas hasta conseguir llegar a ese hipotético cambio. 

-          Desparecerían los partidos políticos, que son realmente una lacra para la sociedad del siglo XXI.

Luego, cuando este hipotético gobierno existiera, se cambiarían todas las cosas que ahora no funcionan. Por supuesto, pero primero tenemos que conseguir un modelo básico que funcione y que no perpetúe una clase de incapaces que nos están llevando a extremos preocupantes.

Como antes he dicho, esta es una idea que puede ser recogida, alimentada y divulgada por quien tenga la inteligencia y los medios para realizarlo.   Así tendremos menos Mesías, iluminados, gurús, y políticos que en nombre de la patria nos están haciendo la vida imposible.

Algunos pueden decir que esta es una utopía imposible de realizar, pero  sería bueno que se repare en quién y cómo se inició la Revolución Francesa, por parte de masones y francmasones al igual que se puede comprobar quienes firmaron la Carta Magna de los Estados Unidos. Eran visionarios, locos e inadaptados que como en la Revolución Rusa pusieron en marcha un cambio que propiciara una mayor justicia social. Por supuesto que el modelo soviético fracasó y que Estados Unidos nada o poco tiene que ver con el modelo que se creó en su Constitución. Y por supuesto que esta idea no saldrá adelante fácilmente pues no somos ilusos, Si, pero no me resisto a no hacer nada o a no gritar a miles de personas mis ideas.  Este e-mail que se envía para el debate llega aproximadamente a cien mil correos. Si tu lo recoges, lo mejoras, lo debates y se la envías a otros tantos miles, podemos comenzar a sembrar una inquietud, de esta inquietud nace el descontento y la comparativa, para pasar después a una ilusión que nos saque de la crisis moral y sociológica en la que estamos instalados.

 

Licerio Moreno

www.heliocentro.org

 

 

           OTRA ALTERNATIVA POLÍTICA

 

La Democracia actual está totalmente acabada. Su funcionamiento actual hace involucionar a los países. No voy a entrar en si los políticos ganan mucho o poco dinero por hacer mal las cosas y llevar a sus pueblos a la ruina. Tampoco voy a decir que esta clase política es afortunadamente una especie en vías de extinción. En este sistema político si yo fuera Presidente de una Nación con toda seguridad me tendría que comportar tal y como se comportan ellos en la actualidad. Hay que cambiar el Sistema. No se puede avanzar en el desarrollo de un País si el Gobierno va poniendo ladrillos e intentando construir País y la Oposición va por detrás destruyendo todo lo que el Gobierno intenta construir y además se le paga por ello. Al final resulta que no se ha construido nada y el Gobierno es muy malo y la Oposición muy buena. Se producen nuevas elecciones y gana la Oposición que se ha pasado toda la legislatura anterior destruyendo lo que el Gobierno hacia o impidiendo que lo hiciera. Y es más fácil destruir que construir así es que al final de la legislatura el resultado para el país ha sido negativo. Y a pesar de eso a veces conseguimos avanzar algo, pero no será "gracias a" la Democracia y sus políticos sino "a pesar de".

La Oposición anterior se convierte en Gobierno y éste en Oposición. A continuar la guerra y destruir todo lo que el gobierno haga o intente hacer. Y así de milagro nos mantenemos vivos.

Señores, "HAY QUE CAMBIAR EL SISTEMA".

Yo no soy tan drástico como Licerio Moreno (artículo anterior). Mantendría los partidos políticos pero después de las elecciones generales todos los partidos políticos tendrían que tirar en la misma dirección del Presidente electo, que pertenecería al partido político ganador. Todos los partidos políticos tendrían representación en el Gobierno. Tantos ministros en relación al número de votos conseguidos. Todos los partidos políticos estarían en el Consejo de Ministros. Todos sumarian y ninguno restaría. Resultado, el País avanzaría a una velocidad vertiginosa.

En este sistema de gobierno no existiría la Oposición.

Cuatro años después se celebran Elecciones Generales. Quince días de Campaña Electoral en la que se hace el resumen de lo que ha aportado al País cada partido político a través de sus representantes como Ministros en el Gobierno de la Nación. Gana las elecciones el que mejor lo hizo y forma gobierno de nuevo con todas las fuerzas políticas. Y todos tiramos en la dirección que acuerda el Presidente y su Consejo de Ministros. No es tan difícil.

Y lo más importante de todo es que la Jerarquía Política no se basa en el mayor poder económico de sus miembros sino en la mayor capacidad de Servicio a la Comunidad.

 

Santiago Merino


sábado, 18 de diciembre de 2010

EL NUEVO EMBAJADOR DE MEXICO, DEL MOVIMIENTO MUNDIAL FENIX....!!!!!!!!!!

OFICIO MMF 196-30-999                                                                                  

QUITO, 18 DICIEMBRE 2010

DISTINGUIDOS CIUDADANOS DEL PLANETA TIERRA.

PRESENTE.



COMO CARTA DE PRESENTACION DE MUCHOS AÑOS DE ADQUISICION DE SABIDURIA, INFORMACION Y CONOCIMIENTO, SE HA HECHO MERECEDOR DE ESTA PRECIADA DIGNIDAD.


LES PRESENTO A MIGUEL CONTRERAS, CIUDADANO MEXICANO, UN NUEVO ADALID APORTANDO CON SU VALIOSO CONTINGENTE, EN CALIDAD DE EMBAJADOR DEL MOVIMIENTO MUNDIAL FENIX DE LA REPUBLICA FEDERAL DE MEXICO.


AHORA EL ES, EL PRESIDENTE DEL MOVIMIENTO FENIX DE MEXICO Y REPRESENTANTE DE CENTROAMERICA, EN CALIDAD DE EMBAJADOR.


DADO CON FECHA, SABADO 18 DE DICIEMBRE DEL 2010, SIENDO LAS 21H00, EN LA CIUDAD DE SAN FRANCISCO DE QUITO, CAPITAL DE LA REPUBLICA DEL ECUADOR.


 


ATENTAMENTE,

DR. CLEVER SANCHEZ

PRESIDENTE & CEO DEL MOVIMIENTO MUNDIAL FENIX DE LA FEDERACION DEL MUNDO.





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domingo, 3 de octubre de 2010

THE THOUGHTS WHICH HE HAS BUILT INTO HIS CHARACTER HAVE BROUGHT HIM THERE.....!!!!!!

EFFECT OF THOUGHT ON CIRCUMSTANCES


MAN'S mind may be likened to a garden, which may be intelligently cultivated or allowed to run wild; but

whether cultivated or neglected, it must, and will, _bring forth._ If no useful seeds are _put _into it, then an

abundance of useless weed−seeds will _fall _therein, and will continue to produce their kind.


Just as a gardener cultivates his plot, keeping it free from weeds, and growing the flowers and fruits which he

requires, so may a man tend the garden of his mind, weeding out all the wrong, useless, and impure thoughts,

and cultivating toward perfection the flowers and fruits of right, useful, and pure thoughts. By pursuing this

process, a man sooner or later discovers that he is the master−gardener of his soul, the director of his life. He

also reveals, within himself, the laws of thought, and understands, with ever−increasing accuracy, how the

thought−forces and mind elements operate in the shaping of his character, circumstances, and destiny.


Thought and character are one, and as character can only manifest and discover itself through environment

and circumstance, the outer conditions of a person's life will always be found to be harmoniously related to his

inner state. This does not mean that a man's circumstances at any given time are an indication of his _entire

_character, but that those circumstances are so intimately connected with some vital thought−element within

himself that, for the time being, they are indispensable to his development.


Every man is where he is by the law of his being; the thoughts which he has built into his character have

brought him there, and in the arrangement of his life there is no element of chance, but all is the result of a law

which cannot err. This is just as true of those who feel "out of harmony" with their surroundings as of those

who are contented with them.


As a progressive and evolving being, man is where he is that he may learn that he may grow; and as he learns

the spiritual lesson which any circumstance contains for him, it passes away and gives place to other

circumstances.


Man is buffeted by circumstances so long as he believes himself to be the creature of outside conditions, but

when he realizes that he is a creative power, and that he may command the hidden soil and seeds of his being

out of which circumstances grow, he then becomes the rightful master of himself.


That circumstances grow out of thought every man knows who has for any length of time practised

self−control and self−purification, for he will have noticed that the alteration in his circumstances has been in

exact ratio with his altered mental condition. So true is this that when a man earnestly applies himself to

remedy the defects in his character, and makes swift and marked progress, he passes rapidly through a

succession of vicissitudes.


The soul attracts that which it secretly harbours; that which it loves, and also that which it fears; it reaches the

height of its cherished aspirations; it falls to the level of its unchastened desires,−−and circumstances are the

means by which the soul receives its own.


Every thought−seed sown or allowed to fall into the mind, and to take root there, produces its own,

blossoming sooner or later into act, and bearing its own fruitage of opportunity and circumstance. Good

thoughts bear good fruit, bad thoughts bad fruit.


The outer world of circumstance shapes itself to the inner world of thought, and both pleasant and unpleasant

external conditions are factors, which make for the ultimate good of the individual. As the reaper of his own

harvest, man learns both by suffering and bliss.


Following the inmost desires, aspirations, thoughts, by which he allows himself to be dominated, (pursuing

the will−o'−the−wisps of impure imaginings or steadfastly walking the highway of strong and high

endeavour), a man at last arrives at their fruition and fulfilment in the outer conditions of his life. The laws of

growth and adjustment everywhere obtains.


A man does not come to the almshouse or the jail by the tyranny of fate or circumstance, but by the pathway

of grovelling thoughts and base desires. Nor does a pure−minded man fall suddenly into crime by stress of

any mere external force; the criminal thought had long been secretly fostered in the heart, and the hour of

opportunity revealed its gathered power. Circumstance does not make the man; it reveals him to himself No

such conditions can exist as descending into vice and its attendant sufferings apart from vicious inclinations,

or ascending into virtue and its pure happiness without the continued cultivation of virtuous aspirations; and

man, therefore, as the lord and master of thought, is the maker of himself the shaper and author of

environment. Even at birth the soul comes to its own and through every step of its earthly pilgrimage it

attracts those combinations of conditions which reveal itself, which are the reflections of its own purity and,

impurity, its strength and weakness.


Men do not attract that which they _want,_ but that which they _are._ Their whims, fancies, and ambitions are

thwarted at every step, but their inmost thoughts and desires are fed with their own food, be it foul or clean.


The "divinity that shapes our ends" is in ourselves; it is our very self. Only himself manacles man: thought

and action are the gaolers of Fate−−they imprison, being base; they are also the angels of Freedom−−they

liberate, being noble. Not what he wishes and prays for does a man get, but what he justly earns. His wishes

and prayers are only gratified and answered when they harmonize with his thoughts and actions.


In the light of this truth, what, then, is the meaning of "fighting against circumstances?" It means that a man is

continually revolting against an effect without, while all the time he is nourishing and preserving its cause in

his heart. That cause may take the form of a conscious vice or an unconscious weakness; but whatever it is, it

stubbornly retards the efforts of its possessor, and thus calls aloud for remedy.


Men are anxious to improve their circumstances, but are unwilling to improve themselves; they therefore

remain bound. The man who does not shrink from self−crucifixion can never fail to accomplish the object

upon which his heart is set. This is as true of earthly as of heavenly things. Even the man whose sole object is

to acquire wealth must be prepared to make great personal sacrifices before he can accomplish his object; and

how much more so he who would realize a strong and well−poised life?


Here is a man who is wretchedly poor. He is extremely anxious that his surroundings and home comforts

should be improved, yet all the time he shirks his work, and considers he is justified in trying to deceive his

employer on the ground of the insufficiency of his wages. Such a man does not understand the simplest

rudiments of those principles which are the basis of true prosperity, and is not only totally unfitted to rise out

of his wretchedness, but is actually attracting to himself a still deeper wretchedness by dwelling in, and acting

out, indolent, deceptive, and unmanly thoughts.


Here is a rich man who is the victim of a painful and persistent disease as the result of gluttony. He is willing

to give large sums of money to get rid of it, but he will not sacrifice his gluttonous desires. He wants to gratify

his taste for rich and unnatural viands and have his health as well. Such a man is totally unfit to have health,

because he has not yet learned the first principles of a healthy life.


Here is an employer of labour who adopts crooked measures to avoid paying the regulation wage, and, in the

hope of making larger profits, reduces the wages of his workpeople. Such a man is altogether unfitted for

prosperity, and when he finds himself bankrupt, both as regards reputation and riches, he blames

circumstances, not knowing that he is the sole author of his condition.


I have introduced these three cases merely as illustrative of the truth that man is the causer (though nearly

always is unconsciously) of his circumstances, and that, whilst aiming at a good end, he is continually

frustrating its accomplishment by encouraging thoughts and desires which cannot possibly harmonize with

that end. Such cases could be multiplied and varied almost indefinitely, but this is not necessary, as the reader

can, if he so resolves, trace the action of the laws of thought in his own mind and life, and until this is done,

mere external facts cannot serve as a ground of reasoning.


Circumstances, however, are so complicated, thought is so deeply rooted, and the conditions of happiness

vary so, vastly with individuals, that a man's entire soul−condition (although it may be known to himself)

cannot be judged by another from the external aspect of his life alone. A man may be honest in certain

directions, yet suffer privations; a man may be dishonest in certain directions, yet acquire wealth; but the

conclusion usually formed that the one man fails _because of his particular honesty, _and that the other

_prospers because of his particular dishonesty, _is the result of a superficial judgment, which assumes that the

dishonest man is almost totally corrupt, and the honest man almost entirely virtuous. In the light of a deeper

knowledge and wider experience such judgment is found to be erroneous. The dishonest man may have some

admirable virtues, which the other does, not possess; and the honest man obnoxious vices which are absent in

the other. The honest man reaps the good results of his honest thoughts and acts; he also brings upon himself

the sufferings, which his vices produce. The dishonest man likewise garners his own suffering and happiness.


It is pleasing to human vanity to believe that one suffers because of one's virtue; but not until a man has

extirpated every sickly, bitter, and impure thought from his mind, and washed every sinful stain from his soul,

can he be in a position to know and declare that his sufferings are the result of his good, and not of his bad

qualities; and on the way to, yet long before he has reached, that supreme perfection, he will have found,

working in his mind and life, the Great Law which is absolutely just, and which cannot, therefore, give good

for evil, evil for good. Possessed of such knowledge, he will then know, looking back upon his past ignorance

and blindness, that his life is, and always was, justly ordered, and that all his past experiences, good and bad,

were the equitable outworking of his evolving, yet unevolved self.


Good thoughts and actions can never produce bad results; bad thoughts and actions can never produce good

results. This is but saying that nothing can come from corn but corn, nothing from nettles but nettles. Men

understand this law in the natural world, and work with it; but few understand it in the mental and moral

world (though its operation there is just as simple and undeviating), and they, therefore, do not co−operate

with it.


Suffering is always the effect of wrong thought in some direction. It is an indication that the individual is out

of harmony with himself, with the Law of his being. The sole and supreme use of suffering is to purify, to

burn out all that is useless and impure. Suffering ceases for him who is pure. There could be no object in

burning gold after the dross had been removed, and a perfectly pure and enlightened being could not suffer.


The circumstances, which a man encounters with suffering, are the result of his own mental in harmony. The

circumstances, which a man encounters with blessedness, are the result of his own mental harmony.


Blessedness, not material possessions, is the measure of right thought; wretchedness, not lack of material

possessions, is the measure of wrong thought. A man may be cursed and rich; he may be blessed and poor.

Blessedness and riches are only joined together when the riches are rightly and wisely used; and the poor man

only descends into wretchedness when he regards his lot as a burden unjustly imposed.


Indigence and indulgence are the two extremes of wretchedness. They are both equally unnatural and the

result of mental disorder. A man is not rightly conditioned until he is a happy, healthy, and prosperous being;

and happiness, health, and prosperity are the result of a harmonious adjustment of the inner with the outer, of

the man with his surroundings.


A man only begins to be a man when he ceases to whine and revile, and commences to search for the hidden

justice which regulates his life. And as he adapts his mind to that regulating factor, he ceases to accuse others

as the cause of his condition, and builds himself up in strong and noble thoughts; ceases to kick against

circumstances, but begins to use them as aids to his more rapid progress, and as a means of discovering the

hidden powers and possibilities within himself.


Law, not confusion, is the dominating principle in the universe; justice, not injustice, is the soul and substance

of life; and righteousness, not corruption, is the moulding and moving force in the spiritual government of the

world. This being so, man has but to right himself to find that the universe is right; and during the process of

putting himself right he will find that as he alters his thoughts towards things and other people, things and

other people will alter towards him.


The proof of this truth is in every person, and it therefore admits of easy investigation by systematic

introspection and self−analysis. Let a man radically alter his thoughts, and he will be astonished at the rapid

transformation it will effect in the material conditions of his life. Men imagine that thought can be kept secret,

but it cannot; it rapidly crystallizes into habit, and habit solidifies into circumstance. Bestial thoughts

crystallize into habits of drunkenness and sensuality, which solidify into circumstances of destitution and

disease: impure thoughts of every kind crystallize into enervating and confusing habits, which solidify into

distracting and adverse circumstances: thoughts of fear, doubt, and indecision crystallize into weak, unmanly,

and irresolute habits, which solidify into circumstances of failure, indigence, and slavish dependence: lazy

thoughts crystallize into habits of uncleanliness and dishonesty, which solidify into circumstances of foulness

and beggary: hateful and condemnatory thoughts crystallize into habits of accusation and violence, which

solidify into circumstances of injury and persecution: selfish thoughts of all kinds crystallize into habits of

self−seeking, which solidify into circumstances more or less distressing. On the other hand, beautiful thoughts

of all kinds crystallize into habits of grace and kindliness, which solidify into genial and sunny circumstances:

pure thoughts crystallize into habits of temperance and self−control, which solidify into circumstances of

repose and peace: thoughts of courage, self−reliance, and decision crystallize into manly habits, which

solidify into circumstances of success, plenty, and freedom: energetic thoughts crystallize into habits of

cleanliness and industry, which solidify into circumstances of pleasantness: gentle and forgiving thoughts

crystallize into habits of gentleness, which solidify into protective and preservative circumstances: loving and

unselfish thoughts crystallize into habits of self−forgetfulness for others, which solidify into circumstances of

sure and abiding prosperity and true riches.


A particular train of thought persisted in, be it good or bad, cannot fail to produce its results on the character

and circumstances. A man cannot directly choose his circumstances, but he can choose his thoughts, and so

indirectly, yet surely, shape his circumstances.


Nature helps every man to the gratification of the thoughts, which he most encourages, and opportunities are

presented which will most speedily bring to the surface both the good and evil thoughts.


Let a man cease from his sinful thoughts, and all the world will soften towards him, and be ready to help him;

let him put away his weakly and sickly thoughts, and lo, opportunities will spring up on every hand to aid his

strong resolves; let him encourage good thoughts, and no hard fate shall bind him down to wretchedness and

shame. The world is your kaleidoscope, and the varying combinations of colours, which at every succeeding

moment it presents to you are the exquisitely adjusted pictures of your ever−moving thoughts.


"So You will be what you will to be; Let failure find its false content In that poor word, 'environment,' But

spirit scorns it, and is free.

"It masters time, it conquers space; It cowes that boastful trickster, Chance, And bids the tyrant Circumstance

Uncrown, and fill a servant's place.

"The human Will, that force unseen, The offspring of a deathless Soul, Can hew a way to any goal, Though

walls of granite intervene.

"Be not impatient in delays But wait as one who understands; When spirit rises and commands The gods are

ready to obey."




James Allen, thanks for your words.

EL PENSAMIENTO TODO LO CREA, TODO SIEMPRE ES UN PRIMER PENSAMIENTO.......!!!!!!!

EFECTO DEL PENSAMIENTO EN LAS CIRCUNSTANCIAS



La mente de un hombre se compara a un jardín, que puede ser inteligentemente cultivado o ser abandonado y llenarse de hierbas; pero sea cultivado o descuidado, está destinado a producir. Si no se siembran semillas útiles, entonces semillas de hierba mala caerán, crecerán en abundancia y se reproducirán.


Al igual que un jardinero cultiva su parcela, manteniéndola libre de mala hierba, cultivando las flores y frutos que requiere, así debe también el hombre atender el jardín de su mente limpiándola de pensamientos dañinos, inútiles e impuros, y cultivando hasta la perfección las flores y frutos de pensamientos correctos, útiles y puros. Sólo siguiendo este proceso el hombre tarde o temprano descubre que él es el jardinero maestro de su espíritu, director de su vida. También descubre en sí mismo, las leyes del pensamiento, y entiende, cada vez con mayor precisión, cómo la fuerza del pensamiento y los elementos de la mente operan en la formación de su carácter, sus circunstancias y su destino.


El pensamiento y el carácter son uno solo, y mientras el carácter sólo se manifiesta y descubre a través de las circunstancias, el entorno de la vida de una persona siempre estará en armonía con su estado interior. Esto no significa que las circunstancias de una persona en un momento dado son un indicador de todo su carácter, sino que aquellas circunstancias están íntimamente conectadas con algún elemento vital de pensamiento en su interior que, en ese momento, es indispensable para su desarrollo.


Cada hombre está donde está por la ley de su propio ser. Los pensamientos que ha construido en su carácter lo han llevado allí, y en la disposición de su vida no hay elemento de azar, sino el resultado de una ley que no puede fallar. Esto es cierto tanto para aquellos que se sienten descontentos con su entorno como para aquellos que están satisfechos con él.


Como ser de evolución y progreso, el hombre está en un punto en el que debe aprender que ha de crecer; y mientras aprende la lección espiritual que cada circunstancia le ofrece, ésta termina y da lugar a otras circunstancias.


El hombre es abofeteado por las circunstancias mientras se piense a sí mismo como un ser creado por las condiciones exteriores, pero cuando se da cuenta de que es un poder creativo, y que puede manejar las tierras y semillas de su ser de las que las circunstancias nacen, se convierte en el dueño y señor de sí mismo.


El hombre que por algún tiempo ha practicado el autocontrol y la auto purificación sabe que las circunstancias nacen de los pensamientos, porque ha notado que las alteración de sus circunstancias ha estado en exacta relación con la alteración de su estado mental. De este modo, es verdad que cuando un hombre tenazmente se dedica a subsanar los defectos de su carácter, y realiza un progreso rápido y marcado pasa rápidamente por una sucesión de cambios repentinos.


El alma atrae aquello que secretamente alberga; aquello que ama, y también aquello que teme; alcanza la cúspide de sus más preciadas aspiraciones, cae al nivel de sus más impuros deseos; y las circunstancias son los medios por los que el alma recibe lo que es suyo.


Cada semilla de pensamiento sembrado dejado caer en la mente, y que hecha raíces, se reproduce a sí misma, floreciendo tarde o temprano en acciones, produciendo sus propios frutos de oportunidad y circunstancias. Buenos pensamientos producen buenos frutos, malos pensamientos malos frutos.


El entorno de las circunstancias toma forma en el mundo interno de los pensamientos, y todas las condiciones externas, agradables y desagradables, son factores que finalmente existen para el bien del individuo, el hombre aprende tanto sufriendo como disfrutando.


Siguiendo los más íntimos deseos, aspiraciones, pensamientos, por los cuales se deja dominar (persiguiendo visiones engañosas de impura imaginación, o caminando con pie firme el camino de elevadas aspiraciones), el hombre finalmente recibe por completo los frutos de estos en el entorno de su vida.


Las leyes del crecimiento y adaptación se cumplen en todo lugar.


Un hombre no llega a un asilo de ancianos o la cárcel por la tiranía del destino o las circunstancias, sino por el camino de pensamientos serviles y bajos deseos. No cae un hombre de pensamientos puros de repente en el crimen por estrés o por fuerzas meramente externas; pensamientos criminales han sido secretamente albergados en el corazón, y la hora de la oportunidad revela su poder acumulado.


Las circunstancias no hacen al hombre; lo revelan a sí mismo. No puede existir condición tal como descender en el vicio mientras la persona sufre por sus inclinaciones viciosas; o ascender en la virtud y su felicidad pura sin el cultivo continuado de aspiraciones virtuosas; el hombre, por lo tanto, como amo y señor del pensamiento, es el hacedor de sí mismo, el formador y autor de su entorno. Aún en el nacimiento el alma se revela, y en cada paso de su peregrinación atrae aquella combinación de condiciones que la revelan, que son el reflejo de su propia pureza o impureza, su fortaleza y debilidad.


Los hombres no atraen aquello que quieren, sino aquello que son. Sus antojos, caprichos, y ambiciones se frustran a cada paso, pero sus más íntimos pensamientos y deseos se alimentan de sí mismos, sean estos sucios o limpios. La "divinidad que nos da forma" está dentro de nosotros mismos; somos Nosotros Mismos. El hombre está maniatado sólo por sí mismo. El pensamiento y la acción son los carceleros del destino – ellos nos apresan, si son bajos; ellos son también ángeles de Libertad – nos liberan, si son nobles.


No consigue el hombre aquello que desea y por lo que ora, sino aquello que con justicia se gana. Sus deseos y plegarias sólo son gratificadas y atendidas cuando armonizan con sus pensamientos y acciones.


A la luz de esta verdad, ¿cuál es entonces el sentido de "Luchar contra las circunstancias?" Significa que el hombre está continuamente revelándose contera el efecto exterior, mientras todo el tiempo está nutriendo y preservando la causa en su corazón.


Esta causa puede tomar la forma de un vicio consciente o de una debilidad inconsciente; pero cualquiera sea, tercamente retarda los esfuerzos de su poseedor, que de ese modo clama por una cura.


El hombre está ansioso de mejorar sus circunstancias, pero no está tan deseoso de mejorarse a sí mismo; por eso permanece atado. El hombre que no se encoge ante su propia crucifixión nunca fallará en alcanzar el objetivo que se traza en su corazón, esto es tan cierto en las cosas terrenales como divinas. Aún el hombre cuyo único objetivo es alcanzar prosperidad debe estar preparado para realizar grandes sacrificios personales antes que pueda lograr su objetivo; ¿y cuánto más preparado aquel que quiera lograr una vida próspera y equilibrada?.


Este es un hombre miserable y pobre. Está extremamente ansioso deseando que el confort de su entorno y su hogar mejoren, aun así todo el tiempo es mezquino en su trabajo, y se considera justificado al tratar de engañar a su empleador basado en lo miserable de su sueldo. Tal hombre no entiende los simples rudimentos de los principios que son la base de la prosperidad, y no sólo está incapacitado para alzarse sobre su miseria, sino que atrae aún mayores miserias al albergar y actuar siguiendo sus pensamientos indolentes, falsos y cobardes.


Este es un hombre rico que es víctima de una penosa y persistente enfermedad resultado de la glotonería. Está dispuesto a gastar enormes sumas de dinero para curarse, pero no está dispuesto a sacrificar su glotonería. Quiere satisfacer su gusto con comidas poco saludables y gozar a la vez de buena salud. Tal hombre es totalmente incapaz de gozar de buena salud, porque no ha aprendido los principios básicos de una vida saludable.


Este es un empleador que adopta medidas deshonestas para evitar el pago de sueldos reglamentarios, y, en el afán de mejorar sus ingresos, reduce los sueldos de los empleados. Tal hombre no está preparado para la prosperidad, y cuando sus finanzas y su prestigio se encuentren en bancarrota, el culpará a las circunstancias, sin siquiera saber que es él mismo el autor de su condición.


He presentado estos tres casos solamente para ilustrar la verdad de que el hombre es la causa (aunque casi siempre sin ser consciente) de sus circunstancias, y que, mientras aspira un buen fin, continuamente frustra su cometido al estimular pensamientos y deseos que no armonizan con ese fin. Tales casos pueden modificarse y multiplicarse casi indefinidamente, pero no es necesario, porque el lector podrá, si así lo resuelve, rastrear el efecto de las leyes del pensamiento en su propia mente y en su propia vida, y hasta que lo logre, meros hechos externos no servirán como base de su razonamiento.


Las circunstancias, sin embargo, son tan complicadas, el pensamiento está tan profundamente enraizado, y las condiciones de felicidad varían tanto entre individuos, que la condición del alma del hombre en su totalidad (aunque él la conozca) no puede juzgarse de otro modo que no sea por el aspecto externo de su vida.


Un hombre puede ser honesto en cierta dirección, y aún así sufrir de privaciones; un hombre puede ser deshonesto en cierta dirección, y aún así adquirir riquezas; pero la conclusión usual de que el primero falla debido a su particular honestidad, y que el segundo es próspero gracias a su particular deshonestidad, es resultado de un juicio superficial, que asume que el deshonesto es corrupto casi por completo, y el honesto es casi enteramente virtuoso. A la luz de un profundo conocimiento y mayor experiencia, tal juicio se encontrará erróneo. El deshonesto ha de tener algunas virtudes admirables que el otro no posee; y el honesto vicios dañinos que están ausentes en el otro. El hombre honesto cosecha los buenos resultados de sus pensamientos y actos honestos; también atrae el sufrimiento que su vicio produce; El deshonesto del mismo modo cosecha sus propios sufrimientos y dichas.


La vanidad humana se complace al creer que uno sufre por causa de su virtud; pero hasta que el hombre haya extirpado cada pensamiento malsano, amargo e impuro de su mente, y limpiado cada mancha pecaminosa de su alma, no  estará en posición de saber y decir que sus sufrimientos son resultado de su buenas, y no de sus malas cualidades; y en el camino de la perfección, habrá encontrado funcionando en su mente y en su vida, la Gran Ley que es absolutamente justa, y que no da bien por mal, ni mal por bien. En posesión de tal conocimiento, entenderá, mirando atrás en su pasada ignorancia y ceguera, que su vida se desarrolla, y siempre se desarrolló, con justicia, y que todas sus experiencias pasadas, buenas y malas fueron fruto imparcial de su propio ser en proceso de evolución.


Buenos pensamientos y acciones jamás pueden producir malos resultados; malos pensamientos y acciones no pueden jamás producir buenos resultados. Esto no es otra cosa que afirmar que no puede cosecharse más que trigo del trigo, u ortiga de la ortiga. El hombre entiende esto en el mundo natural, y trabaja con ese conocimiento; pero pocos lo entienden en el mundo moral y mental (aunque esta operación es tan simple y directa), y por lo mismo no cooperan con esa ley.


El sufrimiento es siempre el efecto de los pensamientos equivocados en alguna dirección. Es indicador de que el individuo está fuera de armonía consigo mismo, con la ley de su ser. El único y supremo uso del sufrimiento es la purificación, quemar todo aquello que es inútil e impuro. El sufrimiento cesa para quien es puro. No hay sentido en quemar el oro después que la escoria se ha retirado, y un ser perfectamente puro e iluminado no puede sufrir.


Las circunstancias por las que un hombre se encuentra con el sufrimiento son el resultado de su propia falta de armonía mental, las circunstancias por las que el hombre se encuentra con la buenaventura son los resultados de su propia armonía mental. Buenaventura, no posesiones materiales, es la medida del pensamiento correcto; la infelicidad, no la falta de posesiones materiales, es la medida del pensamiento errado. Un hombre puede ser desgraciado y ser rico; puede ser bendito y pobre. La buenaventura y riqueza sólo se juntan cuando la riqueza es empleada correctamente y con sabiduría; y el hombre pobre sólo desciende a la miseria cuando considera su destino como una carga injustamente inflingida.


La indigencia y la indulgencia son dos extremos de la miseria. Ambas son igualmente innaturales y el resultado de un desorden mental. Un hombre no está correctamente adaptado hasta que es un ser feliz, saludable y próspero; y la felicidad, salud y prosperidad son el resultado de la armonía entre su mundo interno y externo, del hombre con su entorno.


Un hombre sólo empieza a ser hombre cuando deja de lamentarse y maldecir, y comienza a buscar la justicia oculta que gobierna su vida. Y al adaptar su mente a este factor gobernante, cesa de acusar a otros como la causa de su situación, y se forja a sí mismo con pensamientos nobles y fuertes; deja de patalear contra las circunstancias, y empieza a utilizarlas como ayuda para progresar más rápido, y como un medio para descubrir el poder y las posibilidades ocultas dentro de sí.


Ley, y no confusión, son el principio dominante del universo; justicia, no injusticia, es el espíritu y sustancia de la vida; rectitud, y no corrupción, es la fuerza moldeadora y motivadora que gobierna el espíritu del mundo. Siendo esto así, el hombre no tiene opción más que descubrir que el universo funciona correctamente, y al rectificarse, encontrará que mientras cambia sus pensamientos respecto a las situaciones y la gente, las situaciones y la gente cambiarán respecto a él.


La prueba de esta verdad está en cada persona, y por ello puede verificarse fácilmente mediante una introspección y auto-análisis sistemáticos. Cambie un hombre radicalmente sus pensamientos, y se asombrará de la rápida transformación que operará en las condiciones materiales de su vida.


El hombre imagina que puede mantener en secreto sus pensamientos, pero no puede; rápidamente estos se cristalizan en hábitos, y los hábitos toman forma de circunstancias. Pensamientos indulgentes se cristalizan en hábitos de indulgencia respecto a la bebida y el sexo, que toman forma de destrucción y padecimiento; pensamientos impuros de todo tipo se cristalizan en hábitos de desorientación y debilidad, que toman forma de circunstancias de perturbación y adversidad; pensamientos de temor, duda e indecisión se cristalizan en hábitos de debilidad, falta de hombría e irresolución, que toman forma de circunstancias de fracaso, indigencia, y dependencia; pensamientos de pereza se cristalizan en hábitos de desaseo y deshonestidad, que toman forma de circunstancias de inmundicia y mendicidad; pensamientos de odio y condena se cristalizan en hábitos de acusación y violencia, que toman forma de circunstancias de injuria y persecución; pensamientos narcisistas de todo tipo se cristalizan en hábitos egoístas, que toman forma de circunstancias de mayor o menor angustia.


Por otro lado, pensamientos nobles de cualquier tipo se cristalizan en hábitos de gracia y bondad, que toman forma de circunstancias de felicidad y cordialidad; pensamientos puros se cristalizan en hábitos de temperancia y dominio de sí mismo, que toman forma de circunstancias de paz y tranquilidad; pensamientos de valentía, auto-confianza y decisión se cristalizan en hábitos valerosos, que toman forma de circunstancias de éxito, plenitud y libertad; pensamientos llenos de energía se cristalizan en hábitos de pulcritud y laboriosidad, que toman forma de circunstancias placenteras; pensamientos nobles y caritativos se transforman en hábitos de generosidad, que toman formas de circunstancias de protección y preservación; pensamientos de amor y generosidad cristalizan en hábitos de desprendimiento, que toman forma de circunstancias de prosperidad perdurable y riqueza verdadera.


La persistencia en una sucesión dada de pensamientos, sean estos buenos o malos, no falla en producir resultados en el carácter y las circunstancias. Un hombre no puede escoger directamente sus circunstancias, pero puede escoger sus pensamientos, y de ese modo, indirectamente, pero con certeza, dar forma a sus circunstancias.


La naturaleza se encarga de ayudar a todos los hombres en la satisfacción de los pensamientos que lo dominan, y le presenta las oportunidades que hagan realidad de la manera más rápida tanto sus pensamientos constructivos como destructivos.


Cese un hombre de pensar pecaminosamente, y el mundo se ablandará para él, y estará listo para ayudarlo, deje de lado sus pensamientos débiles y enfermizos, y oh! las oportunidades nacerán en cada mano para ayudarlo en sus resoluciones; motive buenos pensamientos, y no habrá fatalidad que lo ate a la miseria y la vergüenza. El mundo es tu caleidoscopio, y la variedad y combinación de colores que a cada momento te presenta son las imágenes exquisitamente ajustadas de tus pensamientos siempre en movimiento.


 

Serás lo que has que ser
Que la derrota encuentre su falsa felicidad
en lo que cree que es tu realidad
pero tu espíritu la desprecia

Domina el tiempo y conquista el espacio;
vence aquella vanidosa embaucadora, "la suerte"
derrota a la circunstancia,
la pone a su servicio

El deseo humano, que poder
descendiente de un espíritu inmortal
puede hacer un camino a cualquier objetivo
aunque murallas inmensas se opongan

No te impacientes cuando intentes
que cuando logres entender
que tu espíritu es quien manda
hasta los dioses han de obedecer.